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Todos somos conocedores de que Michael Jordan es dueño desde ya unos años de la franquicia de Charlotte, y también somos conscientes de que poco tiene que ver su historial como jugador, que para mí lo acredita como el mejor de todos los tiempos, y el propio como directivo. De hecho, si nos ponemos a investigar, es muy probable que encontremos más derrotas o fracasos en su etapa en activo, que triunfos y buenas decisiones en su aún corto periplo por los despachos. Fijaos la extremidad del asunto.

No obstante, parece que este año los Bobcats por fin empiezan a hacerse sitio en la Conferencia Este. Aunque eso sí, viendo el nivel del resto de franquicias del Atlántico, parece más demerito de ellos que virtud propia. Un equipo que, en sus 10 años de vida, promedia 28 victorias por temporada, que ha llegado a tener 6 entrenadores en 8 años y que ha gastado elecciones entre los 10 primeros del draft en jugadores como Raymond Felton o Adam Morrison. Pero da la sensación de que esta temporada Charlotte ha despertado de su letargo para romper con lo establecido. Jordan, de momento, vuelve a dormir tranquilo. 

Sin lugar a dudas, Al Jefferson está siendo el principal culpable del buen rendimiento de su equipo. El pivot se ha ganado el apoyo de la afición, pero lo cierto es que su traspaso no se vio con tan buenos ojos a principios de temporada. Comprometer 40 millones de dólares por un jugador de 29 años, que nunca ha sido ‘All Star’ y que jamás en su carrera en la NBA ha logrado superar una ronda de ‘playoff’. Cuanto menos arriesgado. 

Sin embargo, ‘Big Al’ está respondiendo a todo el que criticó su fichaje alcanzando los 21,7 puntos y 10,6 rebotes por partido -con un porcentaje superior al 50% en tiros de campo- y además, siendo uno de los cincos jugadores en toda la liga capaces de promediar 20-10 (puntos y rebotes) durante la temporada, junto a Kevin Love, Blake Griffin, Anthony Davis y Demarcus Cousins. 

El peor equipo defensivo de las dos últimas campañas trabaja con un precepto básico, jugar a partir de la defensa. De este modo, actualmente son el tercer mejor conjunto que menos puntos recibe de la Conferencia Este y el quinto en el total de la liga (97,2).Un modelo que tenía como objetivo cargar la zona exterior con jugadores de la talla de Kemba Walker, Jeff Taylor y Michael Kidd-Gilchrist, pero que debido a las lesiones, se ha visto obligado a echar todo el peso a hombros de su jugador franquicia. 

Los consejos de Patt Ewing, uno de los ayudantes de Steve Clifford, le han servido para saber que su único cometido no es aportar en ataque, sino que además debe completar su juego con la dureza defensiva que su físico le permite para lograr el éxito colectivo. Mientas que en la mayor parte de la liga predomina el juego servido al espectáculo, de pivots como Blake Griffin o Dwight Howard, en Carolina del Norte prevalece el estilo a la vieja usanza de Jefferson. 

Ni de lejos son la franquicia que más atención recibe de la liga, pero poco a poco están empezando a reclamarla a base de resultados. Por segunda vez en su historia, y primera desde 2010, se han clasificado para los ‘playoffs’. Ya han asomado la cabeza, ahora a esperar que salga el resto.

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