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Cuando España ganó el Campeonato del Mundo de Japón'06 nunca olvidaré que en los festejos en España, cuando el entrenador Pepu Hernández cogió el micrófono para agradecer a los presentes el apoyo mostrado, dijo algo así como:

Sólo quiero deciros una palabra... BA - LON - CES - TO

Aquel momento inolvidable para mí puesto que la selección que representaba a mi país podía gritar a los cuatro viento legítimamente que éramos campeones del mundo, ha vuelto a mi memoria con la victoria aplastante de los San Antonio Spurs sobre los Miami Heat ya que no paraba de imaginarme a Gregg Popovich cogiendo el micrófono en el AT&T de San Antonio para decir:

Sólo quiero deciros una palabra... E - QUI - PO

Equipo.
 
Y es que el baloncesto es un deporte de equipo.
 
Como bien decía el recientemente fallecido Jack Ramsay, los equipos que juegan unidos son capaces de derrotar a plantillas con mejores jugadores pero que juegan de un modo más individual.
 
Eso es el deporte en general y el baloncesto en particular porque, siendo cierto que cuanto mejores sean tus jugadores, más probabilidades de ganar tendrás, la realidad del deporte de conjunto es que un grupo de buenos jugadores no hace un equipo. Cuando el talento individual se pone al servicio del equipo, las cotas que se pueden alcanzar son mucho mayores que sólo a base de individualidades.
 
Los San Antonio Spurs puede que desbanquen a los Detroit Pistons de 2004 como el auténtico equipo que derrotó a las individualidades.
 
En 2004, los Pistons se plantaron en las finales de la NBA para enfrentarse a los Lakers de Shaquille O'Neal, Kobe Bryant, Karl Malone, Gary Payton y Phil Jackson en el banquillo... 5 hall-of-famers contra un equipo sin estrellas (en aquel momento) formado por unos poco conocidos Chauncey Billups, Rip Hamilton, Tayshaun Prince, Rasheed Wallace y Ben Wallace. Aquellos Pistons derrotaron 4-1 a los Lakers jugando en equipo y sin tener ninguna superestrella en su equipo.
 
En 2014, los Spurs han sido campeones con un buen equipo pero sin ninguna superestrella.
 
Un segundo, un segundo. Es cierto que Tim Duncan se retirará siendo el mejor ala-pívot de la historia de la NBA. Es 100% cierto, pero cuando hablo de superestrella, hablo de un grandísimo jugador ahora, no de un grandísimo jugador hace 3 temporadas.
 
Está claro que Duncan es un jugadorazo, pero este año, no ha sido llamado para el All-Star y tampoco ha sido elegido para ninguno de los 3 mejores equipos de la temporada. Ahora es un buen jugador pero no una superestrella al estilo LeBron que se echa el equipo a la espalda y se lanza 2 de cada 3 tiros de su equipo.
 
El siguiente es Tony Parker. Otro pedazo de jugador pero que no consigue estar en el escalón de las superestrellas de la NBA en su puesto. En Europa reconocemos a Parker como el mejor base del continente y de los mejores del mundo, pero en la NBA, nadie le pone por delante de Chris Paul, Kyrie Irving, John Wall, Stephen Curry o Damian Lillard. Este año, Parker ha sido el único representante de los Spurs en el All-Star y ha sido seleccionado para el segundo mejor equipo del año, pero, ¿superestrella?, diría que no.
 
El otro miembro del big three de San Antonio es Manu Ginobili. Sus problemas con las lesiones le han impedido rendir estos años en temporada regular, pero cuando llegan los playoffs parece que su gen competitivo argentino se disloca y se convierte en un jugador capaz de cualquier cosa. Al sexto hombre de los Spurs le pasa como a Tim Duncan, su mejor baloncesto pasó ya hace bastante tiempo pero aún así es capaz de reconvertirse en un gran jugador para el equipo.
 
Ahora viene Kawhi Leonard, con 22 años, el futuro de los Spurs. Tiene madera de gran jugador pero ¿superestrella?, tampoco. Kawhi se ha reivindicado como el MVP de las finales, pero antes del quinto partido, aparte de Leonard, había gente que hablaba de que Duncan se merecía el MVP e incluso Boris Diaw.
 
En playoffs apenas 3 jugadores han promediado poco más de 30 minutos por partido en los Spurs: Duncan (32.7), Parker (32.0) y Kawhi (31.3). En temporada regular, ninguno, repito, ningún jugador de los Spurs ha promediado más de 30 minutos por partido. El que más, Tony Parker con 29,4 minutos por partido. Impresionante.
 
Quizás la superestrella ahora del equipo esté en el banquillo y se llama Gregg Popovich. No sé. Lo que sí sé es que la NBA se ha caracterizado siempre por ser un 'negocio' donde se ha tratado de potenciar a la estrella sobre el equipo mientras que una y otra vez el baloncesto pone en su sitio al comisionado, a las televisiones, a los aficionados, a los agentes, a las marcas y a las estrellas que se creen que pueden ganar solas porque este deporte es de equipo y los Spurs son un auténtico E-QUI-PO.
 
 
NBA Destiny, Where Amazing People Happens!
 

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