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Llegó a la NBA como una promesa de futuro, alguien que explotaría en su cuarto o quinto año. Se equivocaban, llegó y triunfó; se convirtió en lo que la franquicia de Chicago buscaba, un jugador que elevase sus expectativas y los devolviese a la cima alcanzada con MJ, además nació en Chicago, lo que hacía que su llegada provocase más ilusión. Transcurrió el primer año y todos hablaban de Rose como el sucesor de Jordan, por supuesto ganó el Rookie of the Year, fue incluido en el All-Rookie First Team, también ganó el Skills Challenge (concurso de habilidades) del All-Star Weekend, convirtiéndose en el primer novato en hacerlo y, algo más importante, se ganó el respeto de la liga. El segundo año fue el de su asentamiento como un gran jugador y una estrella emergente. Fue a su primer All-Star y ganó el Mundial de Selecciones de 2010 en Turquía representando a Estados Unidos y siendo uno de los mejores del campeonato. La explosión total y el consagramiento como una estrella mundial fue en la temporada 2010-2011, su tercer año, donde fue All-Star, MVP por delante de Dwight Howard y LeBron James, siendo el más joven de la historia en lograrlo, incluido en el All-NBA First Team, consiguiendo innumerables récords personales y su primer, y único, triple-doble. En el cuarto año volvió a ser All-Star y considerado junto a Chris Paul el mejor base de la liga y, por tanto, del mundo. Este año se implantó en la NBA la “Regla Derrick Rose” provocada por el aumento de salario que le dieron los Bulls. En esta temporada ya se perdió bastantes partidos por molestias. La desgracia llegaría en el primer partido de Playoffs, contra los Sixers, con Derrick al borde del triple-doble y a 1:22 del final con el partido ganado; Rose se rompía el ligamento cruzado anterior de la pierna izquierda y se perdería lo que restaba de temporada y la siguiente entera. En este periodo sin Rose la NBA se ha encargado de que nadie perdiese a esperanza de verlo en la temporada 2012-13 lanzando rumores, desde mi punto de vista intencionados, y campañas para que Derrick siguiese siendo comerciable. Lo consiguieron.



Uno de los motivos por los que, como muchos, esperaba ansioso el comienzo de la temporada era para ver a Derrick, ver cómo volvía y ver su evolución. Pues bien, hemos visto cómo ha vuelto, a un nivel medio, muy por debajo de su máximo pero, por desgracia, no hemos podido ver su evolución.

Yo me esperaba que volviera como lo hizo, con algo de desconfianza, malos porcentajes, y medianas estadísticas. Pero quería ver su progresión, esa mejora en el salto que él mismo comentó, la mejora en el porcentaje de triples y sus explosivas penetraciones a canasta. Nos hemos quedado sin ver a Rose otra temporada más, 10 partidos después de su vuelta se rompió el menisco de su pierna derecha y se vuelve a marchar otra vez. Yo creo que la lesión ya no es algo tan físico sino psicológico, el miedo a no ser el de antes y ser mediocre le ha comido.  Lo peor no es ahora, lo peor es la pregunta que todos nos hacemos, ¿cómo volverá?

¿Y ahora qué? ¿Qué van a hacer en Chicago? Toda la expectación creada y un año de espera no han servido para nada.

Los Bulls se tomaron la pasada temporada como una transición, ansiaban su vuelta e intentaron no dejar el listón muy abajo. Hicieron una temporada demasiado buena para el plantel que tenían, en Play-Offs superaron, increíblemente, la 1ª Ronda; y cayeron, inevitablemente, en 2ª Ronda. No les importaba, Chicago estaba engalanándose para una temporada grande; con expectativas de anillo, de que su jugador estrella arrebatase el MVP a LeBron y tener de nuevo a tres jugadores All-Star (Luol Deng, Derrick Rose y Joakim Noah). Ni se van a acercar a estos sueños porque, probablemente, esa ciudad que nos hizo disfrutar durante los años 90 y que pretendía deslumbrar en estos años no tenga ganas siquiera de volver a escuchar “The Return”. Si vuelve, genial (habrá que ver a qué nivel); sino vuelve (algo impnsable) habrá que esperar otro esperanzador Draft que devuelva las ilusiones a la ciudad de Chicago y a todos aquellos que vestían la camiseta con el “1” a la espalda con el mismo orgullo que lo hacían con el “23”.

Espero que D-Rose vuelva al nivel de su tercer año NBA y, no sólo Chicago, sino todo el mundo del baloncesto volvamos a disfrutar de su juego. Sinceramente creo que lo hará.



Adrián Callado






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1 comentarios: