A medida que pasan los minutos en la Final del Mundial, y se va a decidiendo el ganador del campeonato, Ricky Rubio aún se pregunta porque dejaron escapar la ocasión de estar en esta final ante un público volcado con la selección. Durante semanas, España afianzó el hito de poder llegar a la final de mundial y enfrentarse a Estados Unidos. Una esperanza que lamentablemente se esfumó cuando, de algún modo, España se dejó perder ante la imprevisible Francia. "Aún no sé si seré capaz de revisar el partido", contó Rubio a Yahoo! Sports en la tarde del domingo. "Estamos pasando unos días muy duros. Toda la gente aquí en España hablaba de nosotros, de lo bien que jugábamos,..... pero tuvimos un mal día y todo se fue al traste".
Rubio, junto con los hermanos Gasol, Serge Ibaka, José Manuel Calderón, Juan Carlos Navarro y compañía, plasmaron un juego talentoso, un basket en equipo donde cada uno tenía su lugar y lo asimilaba satisfactoriamente. Ricky ya había escuchado a personal de los Minnesota Timberwolves diciendo que él había crecido físicamente en el tren superior, siendo ahora un jugador más fuerte. Un jugador que puede sobresalir en otros aspectos del juego y utilizar otras herramientas individuales más allá de sus extravagantes pases. Y es que, a pesar de que sólo tiene 23 años y ya es un base más que notable en la dirección del juego, sus preparadores físicos piensan que aún puede (y debe) explotar mucho más en este ámbito.
A pesar de la pérdida de un gran compañero y jugador franquicia como es Kevin love, Ricky ha prometido a sus aficionados de Minnesota cambiar la tendencia sobre la que ha ido tambaleándose los Wolves en estos últimos años. Para ello, Rubio había planeado esperar, hasta que sus responsabilidades con el equipo nacional se lo permitieran, para contactar con su nuevo compañero y número 1 del Draft, Andrew Wiggins. Un binomio que a buen seguro será fundamental que funcione para la consecución de los objetivos a largo plazo de los Wolves. De cualquier manera, Ricky, según a contado a Yahoo! Sports, aún tiene que asimilar la marcha de su gran amigo Kevin Love y pensar que aquellos mágicos momentos con jugadas para el recuerdo ya han pasado. "Firmamos una gran primera temporada juntos (2011/12)", contó Rubio, "pero desafortunadamente tanto él como yo tuvimos lesiones, con lo que la conexión de juego, el entendimiento que teníamos en cancha, se corto por completo. Sin lesiones, pienso que podríamos haber llegado a PlayOffs, incluso haber dado la sorpresa y haber eliminado a algún rival importante. Las lesiones llegaron, se quedaron un largo tiempo, y ya luego no pudimos retomar aquello".
Lo cierto es que, Love posteriormente presionó a su agente para que los Timberwolves le traspasaran y, desde entonces, Rubio no pudo tener una charla seria con el ala-pívot acerca del futuro de cada uno y de la franquicia.
"En un viaje a Los Angeles, después de que la temporada finalizara, tuve la oportunidad de charlar con él, pero finalmente no hablamos. No me molesté por ello".
"Si realmente tenía claro su marcha", habla Ricky sobre Love, "no entiendo la razón por la cual no quiso hablar conmigo sobre su salida. A mí me hubiera gustado que continuáramos jugando juntos, pero tampoco quiero tener compañeros a disgusto. Quiero jugar con gente que verdaderamente quiere estar en esta franquicia. Kevin quiere ganar. Es normal. Él lleva 6 años en la NBA y aún no ha jugado PlayOffs. Si yo estuviese en su misma situación, me sentiría verdaderamente frustrado".
"Tengo que estar agradecido por todo lo que hizo por mí. Pasar de Europa a la NBA no es fácil. Que la superestrella del equipo te tienda la mano y esté pendiente de mí es de agradecer".
"Las relaciones acaban, hay que continuar. Kevin siempre va a ser un buen recuerdo mío. No sólo por la forma en la que jugábamos juntos, que era divertida, sino por la manera de aceptar e integrarme en el equipo desde el primer día".
