Y es que si hay dos banquillos en la NBA sobre los que se posan todos los focos, son los de los Knicks y los Lakers, ambos sin inquilino de momento.
Mark Jackson sabe perfectamente lo que supone formar parte de los New York Knicks ya que jue jugador en la Gran Manzana desde 1987 al 92, ganando el premio de Rookie del Año en 1988.
Cualquiera no está hecho para la ciudad de Nueva York. Da igual que estés en las oficinas del equipo, en la cancha jugando o entrenando.
Recuerdo cuando era niño que grandes jugadores eran traspasados a los Knicks y convertirse en otro jugador. En cambio, otros consiguen ser mejores poniéndose el uniforme de los Knicks. Se debe a los fans, a la presión, a los medios...
Así que siendo sincero, para los Knicks no vale cualquiera. Los Knicks son un animal diferente. Un monstruo diferente que necesita de una personalidad especial que comprenda como funciona lo que significa jugar aquí.
¿Confiará Phil Jackson en Mark Jackson para el banquillo de los Knicks o se decantará por ex-jugadores de su confianza como Derek Fisher?
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