A principios de temporada la ACC estaba en boca de todos, se decía que era la conferencia más fuerte de la NCAA y que metería a muchos equipos en el Madness, pero nada más lejos de la realidad, el nivel de la conferencia no ha sido el esperado, y los favoritos para alzarse con el campeonato de temporada regular de dicha conferencia, Syracuse y Duke, y en menor medida North Carolina, se han encontrado con un conjunto trabajado hasta al más mínimo detalle, cuya defensa es impoluta y a la par insufrible para los rivales, sí, hablo de Virginia Cavaliers.
El equipo de Tony Bennett ha sabido jugar con su rol de tapado y ha cuajado un calendario de la ACC casi perfecto, en el que tienen como único borrón su ajustada derrota en el siempre inexpugnable Cameron Indoor Arena de Duke Blue Devils. Los Cavaliers han sabido aprovechar el enorme bajón de Syracuse para darles la puntilla en Charlottesville y erigirse de este modo como los inesperados campeones de la a priori conferencia más dura del curso tras un irregular trayecto en el calendario non-conference.
Joe Harris, quien estaba llamado ser el adalid del ataque de Virginia, ha bajado sus prestaciones ofensivas con respecto al curso anterior, pero su paso adelante en defensa ha llevado al equipo en otro nivel. Quizás no es la referencia ofensiva como se esperaba, puesto que ni tan siquiera es el máximo anotador del equipo (promedia 11,3 puntos por los 12,6 de Malcolm Brogdon), pero su juego ha evolucionado de manera favorable para los intereses de los de Charlottesville.
Están proyectados como seed 2 de cara al Madness, y si siguen a un nivel de juego tan sencillamente sublime, habrá que tener ojo con ellos, ambición no les falta, veremos si consiguen plasmar esa solidez de la que hacen gala en el gran baile.