LeBron James tuvo una complicada papeleta tras abandonar Miami en verano. El ya jugador de los Cleveland Cavaliers fue invitado a la boda de su ex-compañero en Florida, Dwyane Wade, un mes más tarde de su decisión de hacer las maletas rumbo a su reencuentro con la afición de la franquicia de Ohio.
Como no es de sorprender, James no se sintió especialmente cómodo en la ceremonia. Por un lado, el cuatro veces MVP no se dirigió en ningún momento a la mesa de Chris Bosh, a quien, según diversas fuentes, no ha vuelto a hablar desde su marcha a Cleveland.
Además, tuvo que compartir habitación con Pat Riley, Presidente de los Heat, por lo que la experiencia de la superestrella de los Cavs tuvo que ser de todo menos agradable.