El pasado sábado 1 de febrero, David Stern ponía fin a su trayectoria como jefe supremo de la NBA. Junto a él se marchaba un pedazo imborrable de la historia de la mejor liga del mundo. Sin duda alguna, su etapa más dorada.
Durante exactamente 30 años (desde 1984 hasta 2014), Stern moldeó y dio forma a un producto aparentemente atractivo hasta convertirlo en uno de los negocios más rentables -a nivel deportivo- y conocidos del planeta. Nadie apostaba un duro a que de aquel tipo de aspecto pueril, con gafas y cuya apariencia se remataba con un simpático bigote, pudiese salir algo bueno. Todos se equivocaron.
Ahora, 3 décadas después, la tarea de continuar con su legado recae en manos de un hombre de su total confianza. También abogado de oficio, e igualmente natural de la ciudad de Nueva York. Adam Silver llega a la jefatura de la liga siendo ya todo un veterano. 22 años a la sombra de Stern le avalan. “Si tuviera la capacidad de elegir, si de mí dependiera, él sería el Comisionado”. Esas fueron las palabras del ex mandamás, justo el día en que ponía fecha de caducidad a su cargo. Nadie puede dudar de su valía como directivo y de su conocimiento de la liga, tal y como quedó demostrado con el apoyo unánime de los propietarios de las 30 franquicias de la NBA.
Sin un exceso de aspavientos a nivel gestual y manifestando una confianza plena en sí mismo, Silver no duda en que apostará por la continuada de la política de trabajo de su antecesor. No cabe duda de que la tarea que se le presenta no es para nada sencilla, aunque su filosofía si es clara: No tocar aquello que funciona. Exactamente la misma que dio forma y color a la liga tal y como la conocemos hoy en día.
De esta manera, Adam Silver se convierte en el 5º comisionado en la historia de la NBA, tras Maurice Podoloff, J. Walter Kennedy, Larry O'Brien y David Stern.
Silver tendrá bajo su tutela a una organización que cuenta con cerca de 1.100 empleados repartidos a largo y ancho de 12 países. Además, vivir en la cúspide de la liga también le obligará a mediar con los bandos principales de la competición; propietarios y jugadores. Y sin duda, uno de los objetivos que se encuentran en su lista de prioridades será el de continuar con la política de globalización, la cual ha llevado a la NBA a los puestos más altos del deporte durante el mandato de David Stern.
Con todo esto, y a pesar del estatus que ocupará a partir de ahora, Silver ha confesado en unas declaraciones para el New York Times que “nada de ‘Comisionado Silver’ o ‘Señor Comisionado’. Adam, por favor”. La mejor forma de ganarse el aprecio de todos, y a la vez salvaguardar el letrero de ‘hombre formal’ que le antecede.
Solo el tiempo dictará si su mandato cumple las expectativas generadas. Desde el otro lado del charco, servidor le recibe con los brazos abiertos y dándole la bienvenida al más puro estilo cinematográfico español de los años 50. Bienvenido, Mister Silver.