Dos grandes estilos se oponen hoy en día en el baloncesto universitario. Por un lado, algunos entrenadores intentan formar bloques con jugadores dispuestos a cumplir ciclo universitario, con el fin de armar un bloque veterano que desarrolle su talento en un proyecto a largo plazo. Con el campeonato en mente, sin duda es un estilo que puede llegar a ser muy eficiente, y que sin duda es el más racional, ya que como quien dice, la experiencia es un grado. Tom Izzo, entrenador de la universidad de Michigan State representa a la perfección la ideología de este estilo, ya que siempre ha optado por reclutar a jugadores que quizás escaseen de talento con respecto a los mejores jugadores de su generación, pero que tengan la intención de crecer en sus manos y alcanzar un nivel lo suficientemente compacto tanto en el apartado individual como en el que pueden aportar en el colectivo. Los resultados, poniendo a Izzo como ejemplo, a la vista están, 6 Final Four y un campeonato en 19 años como ´head coach´ de los Spartans. Visto lo visto, este estilo formativo mantiene una fuerte hegemonía en lo que a resultados respecta.
La lista de ´One&Done´ que han pasado por el Rupp Arena en el último lustro es significativa. John Wall, DeMarcus Cousins, Michael Kidd-Gilchrist, Anthony Davis, Nerlens Noel... Todos ellos pasaron por las manos de ´Coach Cal´.
En un año en el que visto el nivel ofrecido en temporada regular nadie creía en los Wildcats, su coach se las ha sabido ingeniar para silenciar de nuevo a sus detractores. ¿Qué cambió de aquel equipo que perdió en la cancha de South Carolina con respecto al que acaba de clasificarse para la Final Four? La mentalidad. Era un equipo hecho para marzo, como hemos podido comprobar. La mejora sustancial de los gemelos Harrison, unida a la sobriedad ofrecida por Kentucky en ambos lados de la pista, junto con una ambición desmesurada por ganar y un líder de un calibre semejante al de Julius Randle, han hecho de estos Wildcats un equipo de Final Four. Una vez llegados hasta tal punto, sería una error descartar a un grupo que ha demostrado tener un hambre fuera de lo común por alcanzar el título nacional. Tampoco hay que menospreciar el factor de la química, ya que a diferencia de en Diciembre, la solidaridad y el ambiente, son los de un verdadero equipo.